El gobierno español publicó un informe el 17 de junio afirmando que el apagón masivo del 28 de abril en España y Portugal fue causado por un aumento repentino de voltaje que desencadenó una reacción en cadena debido a la incapacidad de los operadores de la red y las plantas eléctricas para responder eficazmente.
La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, explicó en una rueda de prensa que la causa principal del apagón fue un aumento instantáneo de voltaje, conocido como sobretensión. Sin embargo, el sistema eléctrico español mostró una "capacidad insuficiente para controlar el voltaje" debido a una planificación inadecuada y una respuesta deficiente. Por un error de juicio, el voltaje excesivo no fue absorbido a tiempo, lo que provocó una serie de "reacciones en cadena incontrolables".
Las sobretensiones pueden ser causadas por diversos factores, como rayos, fallos de equipos o inestabilidad en la red. Las medidas habituales incluyen desconectar los equipos de los circuitos afectados o proporcionar un canal para disipar el voltaje excedente.
Según la investigación del gobierno español, la mañana del 28 de abril la red eléctrica estaba inestable, lo que provocó una sobretensión. Por un lado, la compañía de la red eléctrica española debería haber activado suficientes centrales térmicas al inicio de la reacción en cadena para equilibrar las fluctuaciones de voltaje, pero debido a una "planificación deficiente" y tras realizar cálculos, decidió que no era necesario. Por otro lado, algunas centrales eléctricas tomaron medidas preventivas de cierre inmediato, desconectándose de la red, cuando deberían haber permanecido "en línea" para absorber el exceso de voltaje.
Poco después del mediodía del 28 de abril, España sufrió un apagón generalizado. Según el Ministerio de Energía español, la capacidad de suministro de la red disminuyó aproximadamente un 60% en 5 segundos, alcanzando 15 gigavatios. Portugal, conectado a la red española, también experimentó un apagón masivo. El transporte se paralizó, las comunicaciones se interrumpieron y la vida cotidiana de los ciudadanos se sumió en el caos. El suministro eléctrico se restableció casi por completo al día siguiente. Este fue uno de los apagones más graves en Europa en los últimos años.
Aagesen señaló que, en teoría, la red eléctrica española es lo suficientemente robusta para manejar esta situación, pero el sistema carece de coordinación y transparencia, con una división de responsabilidades poco clara. El gobierno considera necesario fortalecer la regulación de los operadores eléctricos y la construcción de la red en el futuro.